La edición 2019 del Tour de France estuvo llena de sorpresas. Los franceses pensaron que esta vez iban a lograrlo porque durante una gran parte del tour, el francés Julian Alaphilippe fue el dueño de la deseada camiseta amarilla o “maillot jaune” en francés. Otro francés Thibaut Pinot también rodaba como favorito hasta que una lesión lo sacó literalmente de la competencia.
LA EMOCIÓN DE La etapa 19
Tres colombianos iban dentro de los 10 primeros. Pero el viernes 26 de julio de 2019 todo cambió. Mi teléfono empezó a sonar esa tarde de viernes, cuando mi amiga Carolina, muy emocionada me dice: “Angela, Bernal va de primero, me va a dar algo”.
Hay que decir que mi amiga Carolina es colombiana como yo, pero es aficionada y gran fanática de la bicicleta, especialmente como medio alternativo de transporte (incluso tiene estudios en esa área).
Inmediatamente dejé botado mi trabajo, que en ese instante preciso consistía en escribir un articulo sobre la historia del Tour de France (y que pueden leer aquí) y me puse a ver la transmisión en directo desde mi computador.
Sentí un frío que me pasó por todo el cuerpo cuando vi a ese muchacho Egan Bernal punteando en la montaña. Escuchando la transmisión francesa, se sentía la decepción de los galos pero la admiración por lo que Bernal estaba demostrando, una superioridad total en la montaña.
También pensé en otro amigo que ama el ciclismo y que estaba justo viendo esa etapa en vivo, arriba en la montaña, esperando a los ciclistas para animarlos, y que debía viajar el sábado para ir juntos el domingo a ver la llegada del Tour de France a París.
LA SORPRESA
Y vinieron los problemas a causa del clima. Fue un poco angustiante. Todos estábamos viendo las imágenes de lo que estaba pasando. Los ciclistas no. Ellos estaban concentrados en ir a toda máquina para ganar tiempo y conservar sus posiciones o mejorarlas. Pero lo que seguía no era nada seguro para ellos. Dios mío. Yo sudé la gota fría sentada en un escritorio. No puedo ni siquiera imaginar lo que debieron sentir, pensar o imaginar los ciclistas cuando se les acercaban para decirles que la etapa había sido suspendida.
La cara de sorpresa de Alaphilippe, la desconfianza de Urán y la incredulidad de Bernal, quien decía “Yo sigo”.
Pero, esa decisión ¿qué implicaba? Que Bernal era el líder del Tour de France y muy posiblemente el ganador. Un colombiano ganador del Tour de France. ¿Era realmente posible? Pues todo parecía indicar que si.
Desde ese momento la dinámica del fin de semana cambio por completo para la mayoría de los colombianos, especialmente para los que vivimos en París o cerca de París. Evidentemente había que esperar el desenlace de la jornada del sábado y pedirle a Dios que todo siguiera bien hasta el domingo.
Una vez se terminó la etapa del sábado, empezamos a organizarnos entre amigos, luego entre conocidos y luego los que más pudimos.
La llegada del Tour
La verdad es que el Tour de France lo esperamos desde las 9:30 a.m. y pasó a las 7 p.m. a toda velocidad. Es impresionante e indescriptible. Esto nos hace recordar una frase de la película Amelie Poulin: «La Suerte es como el Tour de France, la esperas por largo tiempo, y pasa muy rápido».
Eso fue literalmente lo que sucedió. Afortunadamente los corredores dan 8 vueltas, y tiene uno tiempo de tomar fotos, hacer videos y de ver y sentir el esfuerzo físico de estas personas que durante casi 3 semanas, recorrieron el país galo, pedaleando en todo tipo de terrenos.
El resultado fue una jornada alegre, colorida y diferente para quienes estamos lejos de Colombia pero que tuvimos el privilegio de presenciar un momento histórico para el deporte de nuestro país. Un colombiano se coronó campeón del Tour de France.
Lo aprendido
Más allá del jolgorio, el regocijo o el orgullo que podamos sentir como colombianos o latinoamericanos, hay para mi algo fundamental y es el ejemplo.
La victoria de Egan Bernal nos está enseñando claramente el valor de la perseverancia, del trabajo duro, de la constancia y del esfuerzo inteligente.
Egan Bernal nació en la montaña, en altura, lo que le da una condición física favorable frente a otros participantes como el francés Alaphilippe. Pero eso no es suficiente.
¿Cómo llego Bernal allí? Trabajando y perseverando. Muy a pesar de las dificultades, de la falta de apoyo, de las caídas, él siguió y con tanta fuerza que el mejor equipo del mundo lo reclutó y estaba tan convencido de seguir su sueño que su familia y su novia lo apoyaron incondicionalmente.
Lo mismo ha pasado con Quintana, con Uran, con Henao. Trabajan. Pedalean. No se vencen.
Unos con mejor equipo que otros, quizás, pero eso hace parte del juego. Eso hace parte de la vida.
Más que el patriotismo de escuchar el himno nacional de Colombia en los Campos Elíseos de París, a mi lo que me movió profundamente fue el hecho de que sí se puede. De que vengas de donde vengas, eres el dueño de tu destino y el maestro y creador de tu vida. Con tus pensamientos, con tu actitud, con tu trabajo.
Los franceses también trabajan, no vamos a decir que no, pero no sé si tengan el hambre de gloria que puede tener un deportista latinoamericano. Seguramente el futuro les premiará por su trabajo y esfuerzo, y logren tener un campeón francés.
Pero hoy somos nosotros los que disfrutamos del sueño hecho realidad. Somos los colombianos los que nos vemos en el futuro como campeones y no como perdedores. Sí es posible. Desde el domingo pasado, algo se sembró en el autoestima nacional, en nuestro espíritu. Es como si pudiéramos o mejor, debiéramos aspirar a más y por supuesto a estar dispuestos a dar más para lograrlo.
Eso es lo que yo siento. Y lo tenia que dejar aquí escrito. Para recordarme a mi misma, que si se puede soñar, se puede lograr.
Para mi fue inolvidable, el 28 de julio de 2019 pasaron cosas extraordinarias. Conocí personas fabulosas, y quienes me rodearon ese día fueron seres en su gran mayoría, muy generosos, comprensivos y alegres.
También hay cosas qué criticarle a la organización de esa última etapa, pues casi no habían pantallas para los seguidores que se instaparon a lo largo de los Campos Elíseos y que no tenían acceso a ninguna tribuna (cuyos precios son astronómicos). No habían baños públicos del lado del Grand Palais e instalaron doble barrera, lo que distanciaba aun más la fanaticada de los ciclistas. Esperemos que el Tour de France no se convierta en un evento meramente privado, en el que solo disfrutan los que pueden pagar, sino que todos tengan un espacio digno para ver y disfrutar.
Yo seguiré trabajando en la creación de nuevas Guías Detalladas, escribiendo artículos que puedan ofrecer información pertinente y práctica para los turistas que vengan a visitar Paris y motivada para seguir descubriendo París con y para ustedes.
¡París los espera!
A bienôt.